11 de marzo de 2013

el instinto que nos mueve

Había una vez un virtuoso carpintero ruso llamado Serguei, que se ganaba la vida tallando los más hermosos objetos de madera: instrumentos musicales, juguetes… Todas las semanas, se enfrentaba al frío del bosque para buscar madera y así construir nuevos objetos. La mañana que le tocaba salir para recolectar material, se encontró todo el campo cubierto de una gruesa capa de nieve. La noche había sido cruenta, y el carpintero rezó para que la fortuna le sonriera. Sin embargo, toda la madera que encontraba en su camino estaba húmeda, y tan sólo le servía para calentarse al fuego. Abatido por el cansancio, decidió retornar a su hogar y probar suerte al día siguiente. Cuando se disponía a dar media vuelta, le llamó la atención un bulto que sobresalía de un árbol. Al acercarse, comprobó que se trataba de un troza de madera espléndido, el más bello que había visto en su vida. Presto como el rayo, regreso a su estudio pero tardó varios dís en decidir qué tallar. Finalmente, se decidió e ideó una preciosa muñeca.
Era tan bonita, que convino no venderla sino quedársela para que le hiciera compañía. "Te llamaré Matrioska", dijo a la inerte figura. Cada mañana, al levantarse se dirigía a su única compañera: "buenos días, Matrioska". Un día, esta le respondió "buenos días, Serguei". El carpintero se sorprendió pero en vez de sentir miedo, se sintió feliz por tener alguien con quien hablar.
 
Al tiempo, el carpintero percibió que Matrioska estaba triste y le preguntó qué le ocurría. Ésta contestó que veía cómo todo el mundo tenía un hijo o hija y que ella anhelaba tener uno. "Tendré que abrirte y sacar madera de tí, y eso será muy doloroso", le contestó Serguei. A lo que ella replicó: " en la vida, las cosas importantes requieren de pequeños sacrificios". Y ni corto ni perezoso Serguei talló una replica, más pequeña y la llamó Trioska. Ya no se sentiría sola.

Pero el instinto maternal se apoderó también de Trioska y Serguei accedió a que ésta también tuviera una hijita. Esta vez se llamaría Oska. Pero Oska tambien quería descendencia. El carpintero comprobó que apenas quedaba madera dentro de Oska, como mucho podría haber una muñequita mas. Tras reflexionar, talló un muñeco diminuto -al que bautizó como Ka- con bigotes, lo puso frente al espejo y le dijo: "eres un hombre no puedes tener hijos".

Entonces, metió a Ka dentro de Oska. A Oska dentro de Trioska y a Trioska dentro de Matrioska. Un día, misteriosamente, Matrioska desapareció con toda su familia dentro. Serguei quedó desolado.
 
Buscando un poquito por la red encontré este resumen del cuento de escrito por Dimiter Inkiow, un poeta búlgaro de cuentos infantiles, puedes ver la entrada original aquí). Me pareción la forma ideal para presentar mi versión de esta muñeca que no por más veces que haya sido creada y recreada deja de tener encanto y admiradores.
Y  si bien no aspiro yo a que mis creaciones cobren vida si al menos a que alegren con sus vistosos colores y tiernas caritas a quien tenga el gusto de lucir estos COMPLEMENTOS ARTESANALES que poco a poco fueron saliendo de mis manos dejándome llevar por lo que en cada instante me fueron susurrando...

2 comentarios:

  1. que bonitas , esta marron me encanta . Que suerte tuve con acertar ya mismo tengo una yo . Gracias Raquel

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